miércoles, 1 de octubre de 2008

Noche con la luna en libra.

NOCHE CON LA LUNA EN LIBRA

Aquella noche era especial y yo no lo sabía, la luna llena estaba en el signo de libra lo que significaba sucesos románticos, sensibilidad y poesía rezumando por los poros de todas las personas del mundo mundial. Yo me vestí con mis mejores galas, me di un baño de pétalos de rosas y me calcé mis zapatos italianos. De esta guisa me puse derecho para medir casi uno ochenta y me fui a la discoteca Paladium donde a estas horas empezaba a llenarse de gente. Vi un grupo de mujeres, eran todas treintañeras a excepción de una cuarentona con gafas. Todas bebían, me puse estratégicamente detrás de ellas. Las observaba fumando un cigarrillo tras otro y dando traguitos de mi Cocacola Zero, no quiero engordar más. Las chicas eran todas del tipo soy una secretaria que se aburre y tiene ganas de marcha y la cuarentona era del tipo un hombre me ha hecho mucho daño así que ten cuidado conmigo. Yo sólo tengo que ver a una persona treinta segundos para saber cómo es. Estaba pendiente de mis lúbricas elucubraciones cuando llegó un cinciuentón borracho con cara de pan y se lanzó a ligarse a la treintañera más gorda de todas las que estaban allí, rápidamente ellas le despacharon con cajas destempladas. Ya sabía con quién me estaba jugando los cuartos. Las chicas se fueron todas a bailar, la cuarentona se quedó sola fumando esperando a que yo la dijera algo, pero a mí me gustaban las chicas de mi edad. La cuarentona llevaba una falda vaquera muy corta que apuntaba hacia mí. Me levanté y me fui a mirar como bailaban las treintañeras. Luego regresaron y yo regresé con ellas, ocupé de nuevo mi sitio. Ellas se pidieron más copas, se fumaron más cigarrillos. Empecé a vislumbrar que vivimos en una sociedad enferma, es la decadencia de occidente de Spengler. La gente si no bebiera se volvería loca, si no tuviera válvulas de escape como la televisión, la pornografía, Internet, las casas de citas…lo que pasa es que la gente no medita lo suficiente, no puede limpiar su alma y su alma es una mente que en vez de estar en un jardín está en un estercolero. Nuestro ego sólo quiere almacenar sucesos agradables y nada más, el resto queda para la basura del inconsciente. Así poco a poco convertimos el inconsciente en una película de terror, pero el trabajo espiritual que no queramos hacer nos va a venir de nuevo en forma de personas o situaciones con las que vamos a tener que lidiar. Todas estas cosas pensaba yo mirando a las treintañeras hasta que me decidí a atacar, la mitad de las chicas se fueron a bailar y la cuarentona se quedó hablando con la más guapa: una rubia natural con hoyuelos y metro setenta. Me fui para ella, la dije que quería hablar un momento con ella y ella me dijo que estaba acompañando a una amiga. Le dije que la dejaba mi teléfono y ella me dijo que no me pensaba llamar. Al cuarto de hora se acercaba hasta mí y pasaba rozándome cuando yo estaba apoyado en una columna, estaba sola y quería que la dijera algo. No me apetecía. Vi un grupo de enfermeras, me fijé en una rubia de treinta y muchos que me hizo un gesto gracioso mientras bailaba.
--Hola, me llamo José.
--Yo soy Cezi, esta es mi amiga tal…mi amiga cual(muak, muak)
--¿Quieres tomar algo?
--No bebo.
--Yo tampoco. ¿Bailas?
--Bailo a la mitad del ritmo de la música, siempre lo hago así…¿Cómo te llamabas que se me ha olvidado?
--……………………
--Yo trabajo en una inmobiliaria ¿Y tú?
--Trabajo en un hospital.
--¿En qué hospital trabajas?
--Perdona pero no quiero hablar de trabajo. Hasta luego.
--Adiós.
Así fue mi noche de ligue en la discoteca Paladium de Valladolid. No me comí un rosco. Pero vi muchas chicas, pensé una estrategia, estuve entretenido. Y mis amigos me dijeron que es mejor intentar un ligue que quedarse en casa tocando la zambomba.
Me fui a casa a escuchar música romantica

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